Muestro hoy algunos rincones del centro histórico, que aunque en buena medida se encuentra en proceso de restauración de edificios emblemáticos de la Málaga modernista como el de Félix Sáenz, gran almacén de textiles desde finales del XIX que terminó como patrimonio inmobiliario de una entidad financiera, pero otros lucen muy bien remozados como el Aguinaga; el puente de los alemanes así llamado porque fue donado por aquel gobierno como agradecimiento al pueblo malagueño por su labor en el rescate de los náugrafos de la fragata Geneisenau el 16/12/1900, doce malagueños perecieron en las tareas de salvamento, para más información http://www.gibralfaro.net/mahistoria/pag=1056.htm, al final de dicha web pueden verse unas imágenes muy descriptivas; por esa zona también es recomendable dejarse caer por la tetería que hay situada en calle horno, en el mismo lugar que estuvo la única panadería que la ciudad musulmana contaba dentro de sus murallas, luego reconvertida a fábrica y tienda de fideos, con una noria tirada por un burro, a día de hoy no ha caido en manos de pelotazos urbanísticos y podemos disfrutar de una infusión en un local muy especial.
Hace tiempo que llevé en el taxi a una anciana con más 90 años, la cual me contó que cuando era casi una adolescente pudo casarse gracias a que su novio, pescador de profesión, con la ayuda de su bote de madera, unos remos y unos sacos de esparto se dedicó a sumergirse a pecho y en calzoncillos en el pecio del navío hundido para extraer carbón que luego ella secaba al sol en la playa, con la venta de éste se pudo agenciar toda una lista de bodas de entonces, una cama de hierro, un jergón, una mesa y dos sillas. (Esto no es una de mis leyendas, fue la confidencia de una abuela muy simpática que no olvido).