Almendros que vestís de novia el invierno, modestos y callados en escarpadas laderas, desdeñadas para otros cultivos. Vosotros sabéis como nadie desatar la sinfonía de enero en sol sostenido, retar a las crudas noches para despertar en albas alas. Anticipo sin comisiones de la primavera. Gracias almendros, por halagar los sentidos de quienes paramos cerca de tan generosos árboles.
PD. Imágenes captadas en los montes de Almogía. Málaga.
