Despegue desde playa de Guadalmar. Archivo propio.
Ste puente, tan esperado como agradecido por lo bien ubicado, ha resultado un vía crucis para cientos de miles de viajeros. De buenas a primeras a la gendarmería del cielo le entró un jamacuco, ‘mu’ gordo según los vigías de las torres. Los pájaros de metal sin ellos no son nadie y la humanidad sin estos pájaros se queda sin alas y sin destino.
El viernes día tres los cielos se despoblaron de tráfico y los aeropuertos se convirtieron en campamento de refugiados. Incluidos los militares repartiendo mantas y bocatas. Las ilusiones quedaron trituradas por la termomix de quienes, con razón o sin ella, castigaron con saña a los que financian su “exiguo” salario que alcanza en algunos casos los 900.000 euros al año. Dicho en cristiano más de 149 millones de pesetas que dividido entre 14 (12 meses + 2 pagas extras), nos salen más de 10 millones de pesetas mensuales. El Real Decreto-ley 13/2010 les debió sentar como una bomba a este gremio de “mendicantes”, tal vez por eso se hicieron el longui ante el caos que provocaron en un santiamén. Pepiño Blanco y sus colegas entretanto recomendaban no asomar las narices por los aeropuertos, aportando como solución unos teléfonos 902 (de tarificación adicional para más trinque). Aena repartía hojas de reclamaciones como caramelos en una cabalgata de reyes. Las aerolíneas de entrada salían con aquello de santa Rita lo que se da no se quita, o sea de devolver ‘na’ de ‘na’. En todo caso buscarían medios de transportes alternativos, para llevar a sus clientes como la suegra del automóvil de abajo supongo.
El país más que un estado de alarma parece sumido en un estado de cachondeo. Por más que el gran jefe esconda la cabeza bajo el ala Este de la Moncloa alguien debe salir al balcón y dar explicaciones serias. O en caso contrario hacer la maleta y entonar aquello de: “Adiós mi España querida…” de Antonio Molina.Cuenta un amigo que cierto día andaba haciendo pellas con sus colegas de facultad. Habían libado vino moscatel para más de un positivo, justo cuando el cuerpo pide más y el bolsillo se queda seco. El colega sacó una botella del maletero con un líquido verde, asegurando a sus camaradas que se trataba de Pipermint de garrafón. Como el personal andaba con el pico caliente lo ingirieron sin más, aunque hubo quien tuvo sus desarreglos intestinales al día siguiente. Se trataba de líquido anticongelante del que se usa para los automóviles.
El personal afectado por el puente ha pagado sus billetes a precio de gran reserva y le han servido algo similar a lo que hizo mi amigo. Si es que no tienen luces.
Pd. Las fotos de los coches son del museo del automóvil de Málaga.