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| Tajos de Alhama de Granada. España. |
E
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stos días el personal anda con
el gusanillo de la “compropatía”
(comprador a manos llenas), con el punto de mira puesto en la paga, quien tenga
opción a ella. La tradición y otras vainas son el acicate perfecto para andar,
de la Ceca a la Meca, en busca del pijama de regalo para la tía, el juguete de
moda para el benjamín de la familia, etc. Que por mí, cada uno puede hacer de
su capa un sayo.
Al que
suscribe el centro a rebosar le gusta menos que a Pinocho un aserradero. Por lo
que procuro encaminar mis salidas hacia lugares más despejados. Es más, quisiera
fijar la mirada al cielo como los chopos de la foto y dejar la tierra para el
eco de los pasos. Transitar las calles de Alhama de Granada en compañía de los
moradores de la época musulmana. Oír el murmullo de la fuente que guarda el
secreto de las conversaciones de enamorados. Soñar con ser pájaro sobre los
tajos.
Me
aproximo a mis anhelos con una escapada a esta población, aprovechada incluso para
que la conozcan unos amigos venidos de otras latitudes. Concluyo mi alegato
contra la estimulación de la demanda, valgan estas fotos de mi cosecha como
oferta.
