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ajé temprano el otro día a la arteria comercial del barrio. En lugar de las habituales colas en la puerta del banco, el vecindario se arremolinaba, antes de su apertura, en torno a un puesto de loterías. Según cuentan, la hilera de gente no cesó en toda la mañana. Es que hay bote, era la frase más repetida.
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Reflejos. Treveris. Alemania. |
El truco de la zanahoria de los no sé cuantos miles de euros no falla. La mayoría soñamos con el destino que daríamos a ese dinero “facilón”. Siempre corriendo en pos de quimeras y cuando suena la flauta, el personal se embriaga de euforia, bueno de alcohol también.
Por si acaso el personal reúne unos pocos cuartos y carece de un asesor fiscal espabilado, el gobierno acaba de reinventar el Impuesto sobre el Patrimonio. Decisión que dará más trabajo a notarios y a expertos en ingeniería defraudatoria. Crear una sociedad con domicilio social en un paraíso fiscal, cuyo capital sean los bienes y derechos del sujeto pasivo, es la página de mi mamá me ama de quienes se dedican a eso. Así que rentistas de España tranquilos. Parafraseando a santa Teresa de Ávila:
“Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa”.
Sobre todo desde el solar patrio a las islas Caimán, por ejemplo. El resto de las hormigas seguiremos a lo nuestro.
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Salón del castillo de Freudenberg. Wiesbaden. Alemania. |