Panorámica de la Malagueta. |
H
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aré lo contrario que el
consistorio de esta ciudad, en cuanto a mirar por la salud de la ciudadanía.
Trato de evitar que quienes ostentan las concejalías de Medio Ambiente y
similares padezcan de colesterol, hiperuricemia y otras patologías por el
estilo. A lo peor, cabe la remota posibilidad de que las empresas
adjudicatarias de los contratos municipales de reciclaje de cartón, metales y
otros materiales les agasajen con copiosos almuerzos de trabajo. En Navidad, tengan
un detalle procedente de Jabugo con ustedes. Unos magos de verdad se acuerden
de sus niños y les traigan el último modelo de videoconsola, etc. Nada de esto
debe entenderse como cohecho, prevaricación ni otras faltas, propias de gente
mal pensada. Son regalitos como la colonia de la tita Josefina.
En
adelante reciclaré a mi manera. En lugar de depositar aquello que puede tener
algún valor residual en los coloridos contenedores oficiales, lo haré en esos
feos y destartalados de los polígonos industriales. Donde, a diario, gente con
la ropa sucia, con furgonetas feas y mucha dignidad rebusca cartones, metales y
todo lo que pueda reportarle un exiguo ingreso para su hogar. Las
concesionarias verán reducidas sus cuentas de resultados y los ediles sus niveles
de colesterol LDL. Limito así su riesgo de sufrir enfermedades
cardiovasculares, para que disfruten de su cargo y de su coche oficial de forma
más saludable.
Finalizo
mi loa a la salud con un fotomontaje del puerto de Málaga.
Monstruo de hormigón. Málaga. |