quien vio su gran oportunidad profesional
de engendrar su gran criatura de acero,
sólida, precisa, calculada, descomunal...
Circularon sobre ti millones de sentimientos,
alegres romerías regadas con caldos generosos,
tristes despedidas, decepciones de amores fraudulentos.
Todos pasaron sobre ti presurosos.
Las necesidades y los transeúntes crecieron,
un bastardo de cemento te destronó
para dejarte en estampa de los que te vieron.
Jubilado como un rincón de conversaciones perdidas,
al cauce que salvas ya la sequía agotó
pero tú sigues ahí con tus perfectas medidas.
