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nternet es como un vasto océano,
por el que navegan todo tipo de patrones. Una niña virtual bautizada Sweetie ha servido como cebo durante 10 semanas para destapar las aviesas intenciones de 20.000 adultos. Pretendían, según la ONG Terre des Hommes, abusar de la
chiquilla. Para dar más contexto de realidad, una persona fingía hablar en
nombre de la menor. Simultáneamente otro individuo, en plan Cibervieja del
Visillo rastreaba en la red la dirección del presunto acosador.
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¿Buscaba una máscara? |
Los
gobiernos están más por perseguir las llamadas descargas ilegales, agujeros
negros de las plataformas de comercio multinacionales. El problema de la
pornografía infantil, sobre todo si las víctimas malviven en el llamado Tercer
Mundo, les suena a asunto traspapelado.
Sería
buena idea sembrar la red de cándidos, virtuales a la par que creíbles,
personajes que sirvan como anzuelo para desenmascarar a quienes tratan de
aprovechar la falta de lindes en Internet.
Dejo
unas imágenes de Venecia, para templar el tono editorial de esta entrada.