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nternet está plagada de supuestos
comparadores. Muchos no son más que una herramienta para pescar los datos del
internauta. Reflejan bien a las claras qué entidades les dan comisión. En
algunos nos piden con descaro todos nuestros datos, incluido el número de
teléfono y el correo electrónico, para darnos su mágico resultado.
Hace
poco pude comprobarlo, cuando buscaba una tarifa eléctrica más favorable.
Aparecían empresas perfectamente desconocidas en los primeros lugares. Que tal
vez sean algo más baratas, pero las grandes (se ve que se negaron a pasar por caja) eran las
grandes ausentes. Al menos podían figurar al final con el importe
correspondiente.
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Entre hilos de alta tensión. |
Otra
fuente de desinformación son los comerciales que van de puerta. Como perfectos ahijados
de Monipodio llevan contratos que carecen de elementos sine qua non, como el
derecho de desistimiento y las cláusulas anexas. Entiendo que el paro arroje a
mucha gente a prometer la luna, con tal de ganarse unos garbanzos o una hamburguesa.
Que
puesto a hablar de las pocas luces y los navajazos de los kilowatios les dejo
con unas imágenes de una representación histórica por las calles de Málaga.