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Panorámica de Benaoján. Serranía de Ronda. Málaga. |
ifundir los rumores sin
verificar los hechos puede acarrear consecuencias, cuando menos poco deseables.
Este tipo de transmisión de mensajes ya existía muchísimo antes que las redes
sociales. Esta mañana el dueño de una peluquería, en cuya puerta nos damos cita
un grupo de amigos, para hacer deporte con frecuencia nos saludó de un modo mucho
más efusivo de lo habitual, emocionado, casi con lágrimas en los ojos.
Superado
el desconcierto inicial, supe que alguien por el WhatsApp había difundido que
nuestro peluquero amigo se había nada menos que suicidado. Esto provocó un
aluvión de llamadas y SMS a los padres y a la esposa del afectado. Éste, muy
tocado sicológicamente, indagó el origen del rumor. En la populosa barriada donde
resido hay varios individuos que ejercen el mismo oficio. Uno de ellos, con
identidad diferente protagonizó el fatal desenlace hace poco. El autor del bulo
dio tres cuartos al pregonero, es decir lo puso en la red y corrió como la
pólvora, dada la popularidad de nuestro barbero de cabecera.
El
problema no radica en la aplicación de los teléfonos móviles, sino en quien
tiró la primera piedra sin cotejar los datos. La gente no está obligada a
estudiar la doctrina del Tribunal Constitucional en materia de veracidad, pero
sí a tener un poco de luces antes darle al tecladito.
Para
oxigenar os dejó con imágenes de una ruta de senderismo entre las respectivas
estaciones de Benaoján y Jimera de Líbar. En la que coincidí con gente muy amable
a la par que interesante.
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Fuente junto a la estación. |
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Disyuntiva férrea. Benaoján. Málaga. |
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Lirios en el camino. Benaoján. Málaga. |
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Río Guadiaro. Benaoján. Málaga. |
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Tierra de bandoleros. Benaoján. Málaga. |
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Ruta del río Guadiaro. Benaoján. Málaga. |
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Quejigo a contraluz. Benaoján. Málaga. |
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Aguas abajo el Guadiaro. Benaoján. Málaga. |
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El ferrocarril y la sierra. Benaoján. Málaga. |