 |
Vistas al pie del tajo de Lastras |
nero y sus rebajas inundan el centro de las
ciudades. El personal busca estos días con ahínco gangas entre la quincalla 'made in China' u otro origen similar. La globalización, la deslocalización y la
política, sin razón ni corazón, dejan un saldo de 6 millones de parados en España.
Siempre me ha dado grima ver a la gente removiendo montañas de ropa. Pienso que los
almacenes se burlan de la clientela. No dudo que habrá quien logre su enésimo
par de botas, su traje con nombrecito italiano, que da el pego de maravilla. Tal
vez compraron su cuota de felicidad gracias a una tarjeta de crédito que echa
humo a estas alturas.
El otro día, mientras
depositaba plásticos, cartones y vidrios en sus respectivos contenedores; el de
residuos orgánicos engulló a un hombre que rebuscaba restos de componentes
informáticos en su interior. Con tanto trasteo la tapa se cerró, aquel tipo
lejos de azorarse, continuó con su tarea de minero de los residuos. Cada cual
busca su pequeño tesoro en el espacio vital que los caprichos de la sociedad le
permiten.
El día de Reyes, sin
obligaciones infantiles, he preferido hurgar otros horizontes por la zona
comprendida entre las Siete Revueltas y el tajo de Lastras, en la parte
oriental de Almogía, Málaga. El tibio invierno comienza en crescendo el blanqueo
de los retorcidos almendros.
 |
Almendros en flor. |
 |
Chumbera en enero. |
 |
Casi transparente. |
 |
Variedad rosada. |
 |
Del mismo tronco. |
 |
Puente medieval. |