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| Tarde en la paya de Bajo de Guía. Sanlúcar de Barrameda. Cádiz. |
V |
ivimos en un país poblado por energúmenos que disfrutan fastidiando los tímpanos del prójimo. Da lo mismo que un señor de rojo marque un gol, que los progenitores celebren el cumpleaños de su princesísima Vanesa o la feria del lugar. La tienda de petardos de mi barrio, ya podían haberla montado en el otro extremo de la ciudad, hace el agosto todo el año.
A un mal amante de los decibelios nocturnos, no le queda otra que emigrar a primeros de julio si pretende dormir un mínimo de horas. Así que puse rumbo a la desembocadura del Guadalquivir. Sanlúcar de Barrameda, un paraíso especial que me recibió con las puertas abiertas. Como dice un amigo: “Que malito estoy, llevadme a un bar”. Al menos en la plaza del Cabildo te atienden con arte a base de fuertes dosis de tortillas de camarones y macetas de cerveza.
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| El fresco silencio de las bodegas. Sanlúcar de Barrameda. |
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| Artesanía frente a manidas franquicias. |
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| De entrada buena sombra. |
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| En Bajo de Guía sabe mejor. |
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| Esto no puede pagarse ni con la Luna en A. |
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| Ni tampoco en B. No tiene precio. |
