

Ocultaron de su mirada la mar océana dejando una rendija al Tajo, para que no se volviera loca suspirando por aquel caballero que partió rumbo a las Indias Orientales en busca de tesoros y del que nunca más se supo. Ya no pasan altas velas blancas más que por su imaginación como ectoplasmas de servicio permanente, la camarera de los pasos silenciosos se alejó por los muelles envuelta en tonos grises, ella vivía encastillada con las puertas abiertas a la ilusión, esperando una gaviota que se posara sobre la balaustrada con noticias, hasta que una madrugada llegó Berzagán, el portador de las soluciones eternas, con su voz de ola restallando sobre el acantilado le pidió que subiera a sus espaldas y que cerrase las ventanas, él la llevaría a través de los designios torcidos hasta donde se halla lo que no esperas pero agradeces, no vaciló un instante en seguir sus instrucciones y al cabo de una semana quedó inmersa en la sima de los primeros pasos.
En adelante su misión sería guiar hasta la luz a aquellos que desconfían pero que necesitan un punto de apoyo a partir de ahí muchas manos se asirían a las suyas para elevarse y luego otras y otras sin solución de continuidad, cuando hubiera perdido la cuenta de las manos, de las idas y venidas llegaría la hora del reencuentro, pero el balance no cuadra y el movimiento no cesa.
Moraleja: No contabilices el debe de tu clientela.
Pd. Imágenes captadas en Portugal: Torre de los Jerónimos, Castillo da Pena y acantilados en algún lugar de la costa atlántica.