Por culpa del claustro, que no de éste, sino del de la UMA que no para de brearnos con los mil y un trabajos, como si de unos aprendices de Hércules fueramos, estoy confinado de la alegre bullanga de los blogs. A mayor abundamiento uno está de asesor contable del personal, que en sus tribulaciones no para de lanzar SOS, más desesperados que el radiotelegrafista del Titanic, ya que por primera vez se enfrentan mis colegas a la elaboración de un estado de aplicación de fondos, sin saber discriminar una inversión de un gasto.Bueno pues aquí me tienen como el capitán del "Carpathia" navegando a toda máquina para minimizar el naufragio colectivo. Poner periodistas a elaborar contabilidad es como pretender hacer una sesión de ouija en medio de un botellón.
Buscaré un hueco a principios de mes para retomar el hilo de este blog, con más telarañas que el Vespino de Adán y Eva.