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Ay noches para echar el ancla e intercambiar confidencias al abrigo de una música lejana, casi extinguida por el arrullo de las olas. Dejar que los últimos reflejos arranquen lo que llevamos dentro. Suspiros que mueren en la orilla de enfrente. Horizontes que se tocan con la mano, mientras la Luna llena un tiempo que se torna efímero. A sotavento de otra borda la marea nos sube hasta el nivel de flotación preciso para una nueva singladura.
Las fotos están tomadas en las inmediaciones de los Baños del Carmen. Málaga.
Las fotos están tomadas en las inmediaciones de los Baños del Carmen. Málaga.