
El otro día encontraba este rincón en una playa de Benalmádena, donde artistas anónimos dejan su impronta, me inspiró las amistades que se acumulan durante un tiempo, como estas compartidas en la ‘facu’ con mis colegas, luego una ventolera de tiempo posiblemente derribará en buena medida esta paciente obra, para sumergirla en el mar de los recuerdos, los vaivenes de la vida dejarán sin color las emociones compartidas, terminará casi todo engullido, salvo aquellos fragmentos que nos esmeremos por colocar a sotavento. Tampoco pretendo levantar un altar, es solo una reflexión. Uno ya es veterano en doblar cabos universitarios, por lo que sabe cómo queda la nave tras las singladuras.
Quedan cinco asignaturas para culminar esta travesía, este año he visto muchas caras –a lo peor por última vez- en la graduación de los colegas de cuarto. Guardaré ese detalle amable en el disco duro personal. Aunque nos creamos de piedra la vida termina por moldearnos.
