
Exhibición aérea en Málaga. Foto propia de archivo.
Son horas de acrobacias entre la espesa bruma de los apuntes, que atraen con la mayor fuerza de la gravedad hacia la pista de la nada. Al menos la primera prueba ha pasado, aunque sin conocer la calificación.
Mientras Pepiño de Fomento demoniza a los controladores aéreos, como si hubieran saltado con paracaídas desde el Hércules del aznarismo sobre la inmaculada balanza de Zp, para desequilibrar su fiel. De un plumazo se han perdido, en el triángulo de las bermudas de Felipe, los convenios que ellos firmaron con estos escurridizos personajes. No estaría mal dedicar un programa de “Cuánto milenio” para conocer cómo se accede a esta profesión de gendarme del cielo, con sueldos por las nubes y cupo restringido por los propios serafines de las altas torres.
De momento November Óscar Mike Alfa Delta Alfa sigue en el hangar.