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Personaje en el castillo de Freudenberg. Wiesbaden. Alemania |
M
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ás de un españolito de a pie se
pregunta ¿qué le hubiera pasado si omitiese la venta de 13 inmuebles en su
declaración de la Renta? ¿Acaso no recibiría cuando menos un requerimiento o
una paralela en plazo, para aclarar tal anomalía?
Montoro,
metido en el papel de padre Karras, nos amonesta desde su escaño: “No vean fantasmas volando”. Cristóbal, mira no estamos tan poseídos como la niña del
exorcista, aunque alguno eche espumarajos cada vez que los tuyos hablan de
reformas. Descartamos la influencia de íncubos y súcubos en los ordenadores de
la Agencia Tributaria. Los aparecidos los intuimos en coches oficiales y con
sobresueldos, si vuelan en clase VIP no los vemos, porque las colas de la clase
turista nos lo impiden.
El mejor
escribano echa un borrón. El informe ful de Hacienda equivale a la estrategia
del calamar, mejor dicho del “Prestige”. Más vale dejarse de hilillos de
plastilina y como dicen los más viejos del lugar: El agua limpia y las cuentas
claras. Menudo papelón el tuyo frente a la ciudadanía y a Zarzuela. La presunción de inocencia no es asunto baladí. Antes de emitir ese informe la persona responsable debiera haber contrastado los datos con los respectivos registros de la propiedad.
Termino con imágenes más serenas de Guetaria, Guipúzcoa.
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Contraste de rojo y verde. Puerto de Guetaria. Guipúzcoa. |
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Interior del museo Balenciaga. Guetaria. Guipúzcoa. |