Aproveché un claro climático el domingo para visitar los puestos de belenes del parque. Estas figuritas, aparte de recordar mi lejana infancia, actúan como fuente de inspiración, para opinar al amparo del art. 20.1.a) de la CE, de forma gráfica sobre algunos temas candentes. La definición de las imágenes no es la deseada, ya que se echa en falta un estabilizador en el teleobjetivo.
Después de tanto corcho y musgo, el recorrido matutino no podía desembocar de otro modo que recostando los codos en la acogedora madera de una céntrica taberna, con demanda de una copa de lágrima y una peregrina, a tono con la festividad.
De regreso, una banda “perota” de música ameniza el tránsito por calle Larios y aprovecha para colocar hasta décimos de lotería entre fusa y semifusa. Es el espíritu de la Navidad.


