
Suena la hora de despedir el año, en algunos casos habré desafinado la notas como músico poco ejercitado. No siempre la partitura que la vida pone por delante es la más fácil de interpretar, ni la mente está pegada al pentagrama de lo racional.
No haré balances ni refritos como la tele y la radio en estos días, vaciadas de contenidos, empeñadas en tocar una y otra vez los alcanforados mensajes oficiales, con la edulcorada programación infantil monopolizando la escaleta.
Es el momento de desear a toda la orquesta, que tan bien me ha arropado por este escenario virtual, feliz año diez. Se volvió caduco el calendario de tanto rodar los días, quedarán los recuerdos en el asiento trasero de la memoria. Hay que enchufarse a la ilusión de un nuevo periplo.
Os deseo que la magia de la luz brote en la nueva senda que se pone por delante, que tengamos salud y esperanza para seguir colgados del árbol de la vida.
Feliz año diez.
