El ciclista que se quedó en las nubes.
El perfil de lo cotidiano le resultaba tan plano como el electro de Tutankamon, por lo que entrenó durante horas por rutas inverosímiles atrapando todas las pájaras que se presentaban siempre a medio camino.
Abrió nuevos desafíos que bautizó según inspiración: “La cara oculta de Almogía”, “cuesta Arrevientabestias”, “La pared del Chorro”… donde otros ni lo intentaban o lo hacían jurando en jiddish caldeo, él se presentaba con su burra y su ánimo, el lema era todo lo que está asfaltado se puede subir; cuando llevó a sus amistades por Los Dioses hasta Colmenar varios obligados conversos de ciclistas a peatones le dirigieron epítetos poco cariñosos.
Una mañana de verano subió junto con un magnífico compañero del pedal y mejor persona, Lali, al campanario del ciclismo, el Angliru. A los pocos meses una explosión de gas en las entrañas de un pozo minero arrebató la vida a Lali, lo que no impide que su espíritu vaya con mucha cadencia por encima de Vía Pará, tal vez entre risas con su amigo el Chaba Jiménez.
Va por Lali que desde las alturas disfrutas mientras los miopes nos fijamos en un caro componente de carbono financiado con la Visa Oro Baltasar.
El perfil de lo cotidiano le resultaba tan plano como el electro de Tutankamon, por lo que entrenó durante horas por rutas inverosímiles atrapando todas las pájaras que se presentaban siempre a medio camino.
Abrió nuevos desafíos que bautizó según inspiración: “La cara oculta de Almogía”, “cuesta Arrevientabestias”, “La pared del Chorro”… donde otros ni lo intentaban o lo hacían jurando en jiddish caldeo, él se presentaba con su burra y su ánimo, el lema era todo lo que está asfaltado se puede subir; cuando llevó a sus amistades por Los Dioses hasta Colmenar varios obligados conversos de ciclistas a peatones le dirigieron epítetos poco cariñosos.
Una mañana de verano subió junto con un magnífico compañero del pedal y mejor persona, Lali, al campanario del ciclismo, el Angliru. A los pocos meses una explosión de gas en las entrañas de un pozo minero arrebató la vida a Lali, lo que no impide que su espíritu vaya con mucha cadencia por encima de Vía Pará, tal vez entre risas con su amigo el Chaba Jiménez.
Va por Lali que desde las alturas disfrutas mientras los miopes nos fijamos en un caro componente de carbono financiado con la Visa Oro Baltasar.
10 comentarios:
Preciosa dedicatoria...supongo que donde quiera que esté Lali, te estará dedicando una gran sonrisa. Un abrazo, nómada.
Interesante blog, me he sentido cerca de mis raíces. Gracias también a ti por tu visita a mi blog.
Pilar, una malagueña
La sonrisa te la dedicamos todos
Buenos días Pollastre. Precioso escrito, inmensa foto que juntos, hacen un buen trabajo.
La tal pilar que te ha leído es compañera mía del foro literario, malagueña de pura cepa que vive en el extranjero y que escribe divinamente.
¡Hala! te te he dado los cotilleos del día.
Un besin
Sí que es una bella dedicatoria, sí.
Sirvan mis palabras también como esta bella dedicatoria, para desearte que sigas deleitandonos con tus fascinantes relatos. Un cordial saludo desde "Panorámica Cazorlense".
Belo relato! Saludo
Belo relato. Saludo
Mmmm..Sigues con la bici, eso esta bien. pero no sé coo puedes con todo.
Besos
... ¿Dónde estás metido?
Te echamos de menos.
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