Mojácar

Despido mi periplo por tierras almerienses con la obligada visita a Mojácar, escojo la luz del ocaso para el punto final a este agradable paréntesis, será mejor dejar a las imágenes hablar por sí solas, podría enrollarme con los detalles de una cena romántica en ese lugar donde se aplauden las puestas del Sol, luego perderse con compañía por las callejas de un pueblo arracimado en torno a una sierra, para acabar en el Playazo de Vera contando las estrellas y el espacio curvo que me une a la tierra, decididamente la foto es lo mejor.
P.D. El impresentable ordenata se avería un dos por tres, sin que encuentre técnicos que sepan hacer otra cosa que cobrar, en lugar de solucionar las averías.