Receso

Las ataduras de la facultad me obligan dejar este banco de encuentros vacío con más frecuencia de la deseada, comenzaron las asignaturas a llenar de preocupaciones mi mochila, cedo pues la plaza a quienes deseen tomar el teclado y la palabra virtual para llenar este espacio, donde tantos “emirec” compartimos nuestras cuitas.
Lejos de ser una despedida, se trata de un paréntesis que procuraré deshacer a poco que la ocasión se preste a ello. La locura de los grupos patera, propuesta por los docentes, puede dar en bajío con más presteza de lo deseable. Le resulta muy provechoso al claustro organizar rebaños, con lo que dividen por 10 el número de ejercicios a corregir; nos constriñen para que construyamos nuestra particular torre de Babel, con lo cual añadimos más lastre a nuestras raídas alforjas; siembran sobre terreno abonado la duda sobre la utilidad de su función y el contenido de su mensaje. Si se trata de poner al alumnado a buscarse la vida para que adquiera conocimientos, ahora mismo podría hacerme cargo de una cátedra de física cuántica y cobrar dedicación exclusiva.