jueves, 1 de enero de 2009

Paso del tiempo

Huerta de la Cruz. Torremolinos.
Las dimensiones truncadas, parte I
Amelie y Marcos se conocieron la tarde del último día del año en una tienda de souvenir, un tanto quiche, de esas que tanto abundan en Torremolinos, ella buscaba algo económico para llevar a sus compañeras del instituto, él más bien perdía el tiempo por Playamar, en espera de ver a sus colegas para tomar una copa juntos antes de la cena.
Más que flechazo fue un misil lo que salió de los ojos de Marcos, cuando se agachó para ayudar a aquella francesita a recoger las figuritas que su bolso había desparramado desde las estanterías al suelo, ella empezó a hablar en su lengua de un modo atropellado, nerviosa sin duda por el estropicio. Tuvo Marcos que echar mano de su oxidado vocabulario galo para tranquilizar a la muchacha al decir: “Doucement, petit a petit les oiseaux faissent son nide”.
Una vez solucionado el incidente la invitó a tomar algo en el Quitapenas, escaleras arriba, conversaron sobre los tópicos del enclave turístico, cuando él espetó:
-¿Te gustaría conocer esta noche el verdadero meridiano del tiempo?
- Querrás decir el paso de un año a otro.
- Estoy hablando de internarnos en una especie de fractal en continua expansión.
Ella tenía sus dificultades con el idioma, pero no dejaba de sorprenderse con aquella propuesta tan irreal, lo mismo aquel individuo estaba bajo los efectos de algún alucinógeno, por lo que se lo tomó a medio en serio, medio en broma. Marcos desafió:
- Solo tenemos que entrar en la huerta de la Cruz para comprobarlo.
Ella, que siempre fue reticente ante la fanfarronería de sus compañeros masculinos, alzó su copa y apuntando hacia él no vaciló:
- Allez, s’il vous plaît.
Marcos disponía de una copia de la puerta trasera de la casa, se hizo con ella cuando trabajó en la escuela taller de cerámica que volvió a dar vida a buena parte de aquel inmueble, la otra parte ya la tenía por sí mismo.
La vivienda olía a humedad y a un perfume extraño, a poco que comenzaron a subir por un escalera de caracol que conducía al mirador del ala Este una intensa luz los envolvió.
Continuará...

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, pues aquí estaremos esperando la siguiente entrega.
Besos también para ti.

Anónimo dijo...

Nómada, me gusta esta diversidad en la que has entrado, misterio, relato y tus bellas imágenes.
no prometo poder deguirte por razones de trabajo pero he pasado para desearte lo mejor en este 2009, fuiste una de las personas que cambió mi semestre antes de fin de año y de parabienes

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Ay mi niño, mi niño guaaaapo... Hola, ¿cuando la 2º parte? Es que me ha gustado... Ay mi niño, mi niño guaaaaaaapo...

Glo dijo...

Me encantan tus relatos, nómada.

Vintage dijo...

Así se cautiva el corazon de una mujer lexes con originalidad y aventura, si encima te ries miel sobre...
muakkkkkkkkkkkkkkkk
feliz año
muakkkkkkkkkkkkkkk

Micaela dijo...

Muy bonita historia...Me ha encantado tu blog, vendré a visitarlo con frecuencia. Mis mejores deseos para el 2009. Besos

Camino del sur Pilar Obreque B dijo...

si hasta escucho el tipico acordeon con esas clàsicas melodías, muy lindo relato

besoosos

PIER dijo...

Si que es misterioso..
Me ha gustado la historia..
me dejas con la curiosidad.. y ese marco.. hum no se.. creo que se las trae..

abrazos.

toñi dijo...

Hola Nomada, hacia tiempo que no pasaba por aquí y ha sido una sorpresa saber que estas escribiendo una historia que de momento me ha parecido muy buena. Antes de irme a la cama voy a leer la segunda parte. Un beso

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