lunes, 27 de diciembre de 2010

Crónicas de un Bugatti (III, final)

E
Sta vez prometo terminar las peripecias del automóvil y su conductor por tierras transalpinas. Ya sé que todo el personal anda con prisas por estas fechas, incluso cargados de bolsas de compras en más de una ocasión.
Tirados al lado del Garda estuvimos más de dos horas, hasta que una camioneta que repartía bebidas gaseosas acertó a pasar por allí. A mi conductor se lo llevaron al hospital del que salió tan contrariado, en cambio yo tuve que esperar mucho rato para que la grúa depositara mi maltrecho esqueleto en el taller de Giuseppe.
Filippo estuvo en otra dimensión hasta la media noche. Apenas recobró la consciencia la lió parda contra una monja más bien entrada en carnes, con bigote hirsuto y una toca como esas de las películas de Fellini. Claro que yo tampoco me hubiera alegrado de ver aquel personaje con una descomunal jeringa y una aguja hipodérmica de grueso calibre. Era tal el vocerío que acudió en ayuda de la religiosa la enfermera de turno.
-Deje hermana Assunta, que a este enfermo lo entiendo yo.
-Sonia, no se pase con las confianzas o me veré obligada a dar parte al director.
A nuestro paciente se le iluminó el rostro como si lo hubieran visitado los magos de Oriente. Sus airadas protestas se transmutaron en lisonjas hacia su amor a piñón fijo; pero ella no cedió ni un ápice a sus requiebros.
-Filippo, usted está dispuesto a partirse la crisma con tal de aparecer por aquí. Deje su romance aparcado en otro lugar, esto no son los camerinos de un cabaret. Esta inyección le aliviará durante un buen rato.
-Sonia, por favor acepte una invitación a cenar, en mi chaleco hay una tarjeta… Aaaah!
No le dio tiempo a más, aunque se propusiera poco menos que a declararse, de costado y con los glúteos al aire. Primero el aguijón le dolió como una banderilla de fuego, para luego caer en un plácido sueño como consecuencia del chute de metamizol. A los tres días ambos estábamos restablecidos. Filippo mejoró a turbo con los cuidados de su enfermera de noche.
La mañana del sábado el médico de planta firmó el alta del galán. Por lo que éste, terco como era, se puso de nuevo a mi volante y enfilé vía Pallone pasado de vueltas. Menos mal que duró poco, ya que poco antes del puente Aleardo una mujer desbocada se cruzó en mi camino. Filippo con un  golpe de volante la esquivó y terminamos en un parterre.
Sonia había salido hecha una furia del apartamento que compartía con Lamberto, su novio. Al regresar del trabajo se encontró a éste vestido solo con su bata, a cuatro patas sobre una mesita baja, mientras un maromo con pinta de portuario le empujaba por retambufa. Trincó un san Pancracio de la repisa y se lo estampó en las costillas. Pegó una patada en la puerta y salió con los ojos inyectados de rabia. Volvíamos a encontrarnos. Filippo fue en su busca, al reconocerlo se abrazaron y ella le ordenó más que pedirle que la llevara lejos de esa ciudad.
Mi conductor comprendió que la felicidad suele estar lejos de la jaula donde se tiene el alpiste y el agua segura, así que recogió unos miles de liras en el banco y terminamos nuestros días en España. La pareja se afincó a orillas del Mediterráneo, a mí me vendieron a un consignatario de buques de Sevilla, y desde entonces mi vida es burguesa hasta el cigüeñal, aunque he tenido oportunidad de rodar por lugares de película.
Felices fiestas a toda válvula.
Pd. La foto de las prisas está tomada en calle Larios. Málaga. La del pajarito en la jaula en Benajarafe. Málaga. Las diapositivas corresponden como la mayoría sabéis a Sevilla.

22 comentarios:

Pilar Moreno Wallace dijo...

Bueno, una larga historia que he podido leer hoy (me costó tiempo entrar en tu blog).
Antes que se vuelva a parar "este cacharro", quiero desearte felices fiestas y para el tiempo que entra mucha inspiración, salud y alegría.
Un abrazo

leamsi dijo...

Me ha encantado la historia, la perspectiva y el punto de vista desde el que la has narrado, vamos que para mi gusto la "has bordao"
un abrazo
y feliz navidad para todo el año

Trini Reina dijo...

Todo está bien si reina el amor.
Este Filippo me h aimpresionado, yo que creí que era un cabeza loca y mira que asentadito se nos ha quedado:)

Cuánto ha ganado la Plaza de España con la ría. A ver cómo la cuidamos ahora, aunque mucho me temo que...

Abrazos

Carmen dijo...

al final parece ser que todos aspiramos a descansar formando parte de la burguesía

..parece tan mullida y confortable...

besos

Aina Rotger Vives dijo...

A mí me pasó algo curioso...te vi en otros comentarios y el nombre de tu blog no me abría el apetito por leerte. Ahora resulta que, además de ser un apasionante de las motos, eres también un amante de las palabras.

Aina Rotger Vives dijo...

ah...¿que es un coche?...lo que sea.

Noelia Palma dijo...

y que puedo aportar yo en tus comentarios que no te haya dicho si sos excelente narrando...

saludos!!

Verónica Calvo dijo...

Pues la historia te ha quedado muy bien. Ha estado entretenida.
Me gusta el final, qué verdad que la felicidad está lejos de la jaula (las jaulas cuanto más lejos, mejor).
Al final hasta el buga ha tenido una vida amable, qué bien.

Besitos

campoazul dijo...

Ay…, pero que historia más bonita. He de confesarte que estoy enamorada y no es de Filippo sino del Bugatti de mis sueños y me da pena que este sea el final de esta aventura. En fin, chin buena despedida de Año.

Besitos.

MTeresa dijo...

Un texto entretenido
y también las imágenes.
Disfruta los días navideños.

MAR dijo...

FELICIZ 2011 Y FELIZ TODA LA VIDA!!
Un abrazo enorme.
mar

Sue dijo...

Cuentas las cosas de una forma muy divertida, Nómada. Tu pluma es ágil. Y luego tus fotos son tan estupendas.
Ay Málaga, qué recuerdos!

¿Para cuándo la próxima historia?
Esta del Bugati no ha estado nada mal.

Anónimo dijo...

Preciosa la foto del header, la historia me ha gustado, pero prefiero otras cosas que he leído tuyas.
Mis mejores deseos para el nuevo año que está ya a punto de caer.
Un beso

Belén dijo...

Yo espero que eso no me pase nunca a mí...

Besicos

Andri Alba dijo...

Me gustó el Slide que has publicado, qué preciosa es tu Malaga querida. Qué envida!!!!

Un abrazote,

Yo

Ps: Volveré. Tengo pendiente leer con dedicación, pues si no, no me vale.

Alís dijo...

Sin creer en el destino, a veces parece que la vida te empuja en un camino determinado aunque quieras ir por otro lado.
Al bugatti le vino bien que lo vendieran, porque parece que con Filippo no podía completar un viaje sin salirse de la vía o chocar...
Muy buena la historia, Nómada. La disfruté mucho

Besos y ¡¡Feliz año nuevo!!

La sonrisa de Hiperion dijo...

Estupenda tu historia...

Saludos y un abrazo.

virgi dijo...

Me gustó la historia.
Un coche como el mío seguro que no podrá contar tantas cosas.
Muchos besos

Anónimo dijo...

HOLA PASO A DESEARTE UN FELIZ 2011!!!
GRACIAS
UN BESO
LIDIA-LA ESCRIBA

Francisco Espada dijo...

Algo tenemos en común: la amiga Nerim, desde donde salto a tu páginas; el malagueñismo de nacencia, si es así en tu caso; y el gusto por Sevilla, donde habito desde hace casi 20 años. ¿Me permites la entrada?

Glo dijo...

Siempre lo paso bien con tus historias, Nómada. Hacen olvidar por un momento los terrores de la realidad.

Glo dijo...

Ya te conté que de Sevilla guardo dos recuerdos diferentes y complementarios. La primera vez crucé un valle del Guadalquivir verde esmeralda, con un sol rojo que no molestaba mirar delante y una enorme luna llena en el retrovisor. Olía fuerte a azahar. Era la primera vez que sentía aquel aroma. Me alojé en una mansión del Opus Dei y pude disfrutar del lujo de la proximidad de los jardines de María Luisa y de una habitación a un patio fresco en el que cantaba una fuente. Vimos lo mejor de la ciudad, Itálica... La primavera era el maravilloso telón de fondo. El segundo viaje me llevó a un pobre barrio suburbial, seco, polvoriento, achicharrado por un sol de justicia. Era verano y no quedaban ya flores. Me alojé en una triste habitación sin aire acondicionado. Apenas pude visitar los mismos lugares que la ocasión anterior por la fuerza del sol. Encontré la alameda de Hércules tapizada de vasos de plástico, con el suelo pegajoso de bebidas de la juerga de la noche anterior. Me falta una tercera visita que concilie las impresiones de las anteriores, aunque quizá esté bien así. Quizá la realidad sea ese violento contraste de clases.

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