viernes, 2 de abril de 2010

Zamora, austeridad y frío




Guijuelo, en plena ruta de la plata, bien vale un almuerzo sin miramientos pascuales. Sería pecado no llevarse algún “violín” de recuerdo, ya habrá tiempo de acompasar el paladar con un caldo de las no lejanas Arribes del Duero sin desentonar mucho.
Zamora recibió al viajero con el más frío viernes de dolores posible, con llovizna intermitente, ventisca y 5ºC hubo que forrarse para recoger algunas imágenes del casco histórico, sin peligro de sumarse al conjunto pétreo de la plaza Mayor y aledaños. Se entiende por qué las túnicas de los nazarenos están confeccionadas con grueso paño. En cambio es un enigma para alguien del Sur la escasez de bares y tabernas.
Los estilos modernista, gótico y barroco se suceden en palacios y edificios suntuosos, acompasados sin estridencias. Algunos comercios conservan el mobiliario e instalación de los años 50, ríase usted de las moderneces de los grandes centros comerciales clonados. Visto uno, vistos todos.
La ciudad merece un recorrido con detenimiento para apreciar la textura de la sobriedad castellana, aunque esta vez solo fuese escala hacia las rías bajas.

jueves, 25 de marzo de 2010

Rumbo NO



Unos se afanan en preparar los detalles de su trono y otros en afinar las bandas de música. El nómada ya ha trazado su particular itinerario de pasión por esas rutas al margen de palios y cornetas. Enfilará rumbo Noroeste mañana mismo, cámara en ristre, con alguna estación de penitencia en Guijuelo y otras catedrales gastronómicas.
Ha sido una quincena dura, de darnos de bruces con los puñeteros planos de la cámara de vídeo, con las incompatibilidades entre los “potentorros” Mac de cuatro núcleos, con 8 Gb de Ram y los modestos PC. Hemos aprendido a montar vídeo en plan autodidacta “mu” rápido, “mu” rápido, a rotular poco menos que a martillazos, a conocer las tripas del audiovisual por exigencias del guión. Mientras otros cobran por enseñar presuntamente, que por esa regla de tres servidor da clases de cálculo de trayectorias de naves espaciales y también trinca tan fresco.
Nos vemos a la vuelta del periplo por tierras galaicas, con la tarjeta de memoria henchida de píxeles. De momento el tiempo no da de sí más. Tengo pendiente una gira por vuestros blog, no me olvido.
Estas imágenes fueron captadas en el rastro de Fuengirola.

lunes, 15 de marzo de 2010

Valle del Genal (II)

Panorámica de Gaucín destrozada por este programa del demonio. Foto propia.

Dejamos al polifacético creador Juan Antonio Sangil en su envidible estudio al pie del castillo de Gaucín, impresionados por su arcillas de las que emanan mensajes crípticos para enfilar Genalguacil, por las calles tan angostas como poco aconsejables para una berlina de tipo medio, ras izquierda y derecha, espejos replegados, reza lo que sepas. Conste que fue por transporte de bártulos el transitar por tales vías.

Genalguacil ha logrado llenar su casco urbano de arte contemporáneo gracias a los encuentros bianuales. Durante 15 días los genios dan vida a su obra, a cambio de pensión completa y gastos de materiales. La creación quedará en el pueblo para disfrute universal en la galería más acogedora por naturaleza. El artista se llevará en su mochila un gavilla de imborrables recuerdos y el haber logrado un hueco en la admiración colectiva, al final la producción intelectual se cobra en ego más que en euros, salvo firmas con caché.

De este modo el visitante puede contemplar todo tipo de esculturas y murales erigidas en los lugares más confortables de este núcleo serrano. Así lo mismo hallará un burro tallado en madera de castaño, un lagarto de cerámica en bajo relieve en una soleada fachada, las entrañables escenas de cerámica que Carmen Escalona plasma en arcillas, piedras de pizarra de las que afloran todo tipo de imaginaciones, línea contemporánea en perfecta fusión con la naturaleza.

El museo municipal de este pueblecito alberga aquellas obras que por su carácter perecedero precisan un abrigo climático, perdérselo sería una herejía para los sentidos.

Se recomienda visitar y degustar en cuanto se pueda, solo hace falta girar el sacacorchos de la pereza.

Valle del Genal (I)


La suerte se alió con el equipo de aprendices de TV, en el que ahora se integra el nómada, para volver al recóndito valle del Genal. Aquella es otra cuerda del universo por donde descolgarse de la vida urbanita.
Obra 1. "Estoy hasta el moño de subir cuestas".
Obra 2. "Acémila". Ambas autoría de Juan Ramón Gimeno.
Más que reportaje nos salió un “repotaje”, por lo inadecuado del material que nos suministró la universidad, un micro de corbata a sujetar con imperdibles cutres, auriculares de cables pelados remendados con cinta aislante, baterías que fallan más que un móvil de coco y un largo etc.
Eso sí, el grupo se lo pasó en grande descubriendo parajes recónditos para ellos como el descenso de Algatocín hacia el Genal, en coche resulta descafeinado total, tiempo aquellos que bajaba con la bici chirriando neumático en curva y levantando pedal para evitar rozar en la tumbada… Lo mejor de la jornada resultó el cocido estilo recovero que cargó las pilas del grupo al límite.
Apenas puedo explayarme en esta entrada, baste decir que son pueblos con sabor a humanidad, donde la gente te cuenta su vida al pasar, las prisas por llegar tarde al trabajo no existen, porque está ahí al lado sin necesidad de apurarse.
Genalguacil se ha convertido por derecho propio en un pueblo único, pequeño núcleo de población que apenas supera el medio millar de almas que conviven con más cien obras de arte al aire libre, lo que hace de él un museo donde se funde naturaleza y creatividad sin disonancias.
La alcaldesa, con entusiasmo de escolar que presenta un dibujo a sus progenitores, nos habló de las características de su excepcional localidad. El museo municipal no deja de sorprender al visitante, arte contemporáneo con toda la fuerza que puede inspirar el entorno.
El “milagro” de cómo reunir estas obras podré detallarlo en la próxima entrada.

lunes, 1 de marzo de 2010

Aldaba prieguense



La festividad de Andalucía es un buen pretexto para escapar de las inhóspitas alambradas de la cuartelera asignatura de Tele. Dejemos que los prebostes de la Junta empleen su tiempo y un pellizco del erario en hacer gorgoritos con el himno y la imposición de medallas a sus fieles allegados. Nunca las banderías tuvieron mucho imán para este ciudadano del mundo.

Vistas de Sierra Nevada en Salobreña (anterior post)

Priego de Córdoba hizo sonar la aldaba del recuerdo y atrajo mis pasos y mis kilómetros. Si bien creo haber mencionado con anterioridad este enclave, merece la pena dejarse llevar por la generosa Fuente del Rey, discurrir entre tiestos de geranios, por las callejas del barrio de la Villa para desembocar en el paseo del Adarve. Ya que el líquido elemento sirve de hilo conductor del visitante, nada mejor que terminar almacenando energías en los sótanos de un antiguo castillo árabe, protegidos por gruesos cristales que hacen de suelo, justo encima del aljibe, no se trata de un centro de visitantes de arqueología, sino de un restaurante que sorprende por lo insólito, recóndito y su recatado oropel.
Los nostálgicos de los viejos cacharros también coincidieron con el nómada y sus colegas, en medio de un día desapacible se plantaron allí con algunos modelos semidescubiertos de principios del siglo pasado, más bien ideados para romería de mayo que para la ciclogénesis que nos transita. Baste decir que los ocupantes iban envueltos en gruesas mantas, como recién rescatados de un naufragio en aguas de Terranova.
Para naufragio el que está sufriendo en sus carnes la población Chilena, donde la tierra se sacudió de encima centenares de víctimas y millones de ilusiones en cuestión de segundos. Mientras la clase dirigente saluda al tendido como si nada hubiera pasado.

domingo, 21 de febrero de 2010

El cambiazo


Se hizo al menos un claro en el calabozo de los conocimientos perdidos y pude poner proa hacia el Este. Salobreña (Granada), encendió sus luces de hospitalidad y hasta allí me encaminé, no sin antes tener un monólogo de gruesos epítetos con la batería de la moto, más inerte que el dueño debido a tanta inactividad. El deambular por el casco urbano y el castillo me inspiraron alguna fantasía.

Corrían tiempos de la dinastía nazarí cuando el alcaide de la fortaleza contaba con un harén de 52 esposas y más de 100 concubinas. El hombre extremaba hasta tal punto el celo sobre su compañía femenina, que se hizo fama en aquellos lugares “la mujer del saco”. No era invento de madres para asustar a sus críos, sino que consistía en lanzar, metida en un saco desde lo alto de la torre del homenaje, a aquella desdichada que se le ocurriera coronar la frente de tan atareado dignatario, con alguna aventura. Para esto contaba con la complicidad de un par de eunucos.

Este dúo fue quien delató las salidas de Layla, una noche sin Luna por el postigo de la muralla baja, para encontrarse con Wasim, un joven cultivador de claveles, al cual conoció con motivo de algunas entregas en las fiestas del palacio.

Las cañas de azúcar de la vega crujieron bajo el embate de los cuerpos, fue la pareja quien más dulce puso en el exprimir de sus anhelos ensamblados, crecimiento desmesurado de la raíz del deseo, enredadera de mil abrazos culminados en un amanecer prohibido. Pero hubo algún testigo más que los grillos y los ecos de las olas contra el peñón.

La sentencia no se hizo esperar cuando el enfurecido gerifalte oyó el relato de su doméstico, al amanecer del día siguiente volvería a celebrarse tan macabro ritual. Layla fue ensacada y confinada en una torre del ala Norte, bajo la custodia de una pareja de benimerines.

Wasim lejos de amilanarse, al caer la tarde se disfrazó con barbas y atuendo de pastor, se hizo franquear el paso al recinto fortificado con la excusa de traer un cordero, como presente para la fiesta que daba el alcaide, cada vez que despeñaba a una desleal.

Justo en el ventanuco que daba a la sala de los fieros guardianes de su amada, el joven quemó unas hierbas que llevadas por el poniente dejaron a los guerreros sumidos en el más profundo de los sueños. Liberó de tan indigna envoltura aquel volcán de sensualidad, lo sustituyó por el gran borrego. Luego se descolgaron en medio del fuerte aguacero, por los riscos hasta el paseo de los jazmines, para huir montaña arriba por la garganta del río Verde.

Cuando el saco se rompió en medio de la expectación del pueblo y vieron asomar la retorcida cornamenta, un coro de carcajadas atronó los oídos del doblemente cabreado jerarca. Quien jamás pudo apresar a los fugitivos además, fue destituido por el rey nazarí por ser incapaz de mantener la seguridad del baluarte que le fue asignado.

viernes, 19 de febrero de 2010

Fin de ciclo


Por fin declinó el borrascoso primer cuatrimestre, aunque haya sido necesario dejarse algunos pelos en la gatera. Solo ha subido hasta ahora al marcador un 8,6 que sabe a efímera recompensa (el resto sigue en "stand-by"). Han sido muchas horas derretidas ante los cúmulos de puntos y epígrafes, de aprenderse buena parte del RD 1.564/1989, de tener que corregir algún que otro desliz a los docentes por confundir los conceptos deudor y acreedor -no vienen de Económicas- vale se acepta pulpo como animal de compañía, de tener que enarbolar la sentencia del TC 54/2004 y el art. 20.1.d) de la Constitución para situar en su justo punto el derecho a la información...
Este aprendiz de escribano solo se conforma cuando la botella se llena hasta el cuello, de recompensa, cuando antes ha ingerido un tonel de esencia amarga. En cambio por estos lares ignoran el lema de la escuela de alta montaña de Argentina como punto de referencia del éxito del instructor: "Haz que tu alumno te supere a ti".
Al menos se abre un claro en el cielo y podré dedicar algunas horas a robar fracciones de segundo al mundo con mi cámara. La que aparece en la parte inferior (una Voigtländer de 1956), aunque funciona perfectamente la tengo para el recuerdo.


jueves, 11 de febrero de 2010

A brazo partido

Triatlón en Torremolinos. Foto de un competidor. Archivo propio.

Continúo nadando a brazada limpia en la piscina de los exámenes, moviéndome como un pez de plomo entre las calles de Opinión Pública y otras materias tan densas como el mercurio. Por cierto, sus bruscos cambios me han dejado sumergido en un mar de virus, para facilitar más la tarea de tragar buchadas de folios, sin más salvavidas que una memoria más endeble que un flotador de la tienda de los chinos. En cambio buena parte del equipo anda ya de relax, puesto que dieron de lleno en la diana al optar por otras disciplinas más llevaderas.
La puntuación de las pruebas superadas se ignora cuándo subirá al marcador, en esto el equipo arbitral tras 26 días carece de premura, del tal modo que vivimos en un sinvivir.

Impresiones

Todo es subjetivo, dejemos volar el yo imposible.

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Tratando la conjución de ocurrencias e imágenes. No pongo música porque se cabrean los de la SGAE.