Sin barquero ni remos encapillados a las chumaceras que me lleven contracorriente, sólo soy un bote atracado que deja fluir el cauce bajo mi escasa obra viva.
Añoro los navegantes, las risas de verano contra el espejo de popa, los efusivos saludos a estribor y la red colgando de una amura.
Suelta mis amarras y zarpemos sin dilación.
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