Hoy he paseado por algunos lugares de mi niñez, como este mercado que no está en ningún país de arabía, sino en Málaga, más conocido como el del 'Molinillo'.
Hay toda una pátina de tiempo encima, como un cristal muy empolvado que no deja ver sino destellos fugaces; los años no perdonan y sólo queda un poso de afectos, de personas, un disco duro fragmentado y con muchos virus, en el que hay sitio para muchos ficheros, para contactos, favoritos e imágenes con la resolución amena.
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