sábado, 12 de julio de 2008

Retorno

Anochece tras el faro de Garrucha.
Terminó el sueño de verano, es decir las vacaciones lejos de la monotonía doméstica, todo transcurrió rápido como un sueño de madrugada, como el vaivén de una ola que deposita en la arena todos los anhelos traídos desde sabe Dios cuantas mareas; las tarjetas de las cámaras vuelven repletas de imágenes y la mente llena de sensaciones placenteras.
El levante almeriense me acogió con los brazos abiertos, por lo que no dudé en dejarme seducir, no como el cabezota de Ulises cuando la llamada de las sirenas. Ante unas gambas rojas de Garrucha; con playas kilométricas donde conviven con total armonía nudismo y textil; con calas recónditas con aguas cristalinas, donde la toalla más próxima se vislumbra allá en el horizonte como pincelada de Monet, el nómada optó por lo más cuerdo, es decir zambullirse en el momento ausente y seguir la luz del faro del no tiempo.
La misma luz que hoy me ha hecho arribar de nuevo a puerto blog, para desembarcar todo un variopinto cargamento de experiencias. Traigo las redes repletas y no sé por donde empezar. Tengan la garantía que irá saliendo todo lo pescado. Paciencia.

Impresiones

Todo es subjetivo, dejemos volar el yo imposible.

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Tratando la conjución de ocurrencias e imágenes. No pongo música porque se cabrean los de la SGAE.