martes, 3 de mayo de 2011

Tierras de Castilla III

D
Esde la anterior entrada de este blog, el panorama mediático ha estado agitado por lo que llamo la triple b.
  1.  La boda real británica.
  2. La beatificación de Karol Józef Wojtyla. 
  3. La liquidación de Bin Laden.

Lejos de daros la barrila sobre estos temas, sobados hasta el infinito por los medios, sobre todo, los audiovisuales siempre ahítos de espectacularidad, propongo un paseo por la Sepúlveda medieval. Habrá que bregar con escalinatas, contemplar jardines con leyenda incluida, admirar casas solariegas por doquier, el románico que se asoma en cada esquina.
Para repostar las energías gastadas, hallará quien siga estos pasos abundantes establecimientos en torno a la plaza mayor. Antes de entrar a saco más vale calibrar dónde, cómo y cuanto. El problema viene cuando la expectativas generadas por la publicidad exterior no se corresponden con las viandas y precios reales. Tal como me ocurrió en algún que otro restaurante. El cochinillo solo existía sobre el papel, las exiguas chuletillas de cordero servían para mantener a raya el tipo de una “top model”. Ciertos menús estaban reservados a no sé que cupos de agencias y otras milongas parejas.
El personal detrás de la barra andaría muy descontento con la patronal o con la parroquia, porque en ocasiones más que hablar parecía que ladrasen. Ignoro si será la austeridad castellana o la mala educación. A la primera no estoy habituado, la segunda no la soporto. Por el contrario quienes más exquisitez dispensaban con la clientela eran unas camareras de origen hispanoamericano. En mis latitudes sureñas en general el trato es muy otro, aunque tampoco nos libramos de algún “ezaborío”.
Para evitar el mal sabor de boca recomiendo despacharse, eso sí entre varios comensales, una torta de san Miguel.
Próxima parada: san Frutos.

Impresiones

Todo es subjetivo, dejemos volar el yo imposible.

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Tratando la conjución de ocurrencias e imágenes. No pongo música porque se cabrean los de la SGAE.