domingo, 18 de octubre de 2009

Era siempre el último

Jábega en Pedregalejo. Málaga. Foto propia.


Compartimos hace tiempo más que las fatigas de aquella carrera. Éramos Victoria y yo, polos opuestos, no obstante en momentos imperdibles nos encontrábamos. Cuántas veces, tras el ajetreo de una salida nocturna con los colegas, era el último en dejarte en tu calle. Aquel escuálido Fiesta fue el mudo testigo de disertaciones sobre lo divino y lo humano.

El otro día la historia se repitió teñida de negro y de madera. Levaste anclas sin avisar, sin ruido, sin nada, sin retorno. Ironías del azar, por precariedades de medios el sepulturero necesitaba ayuda para izar tus restos, sin proponérmelo fui de los últimos en dejarte en tu última casa.

En el muelle del puerto al que has arribado, a buen seguro que te aguardaba más de una persona que ambos conocemos.

Feliz travesía, Victoria.

Impresiones

Todo es subjetivo, dejemos volar el yo imposible.

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Tratando la conjución de ocurrencias e imágenes. No pongo música porque se cabrean los de la SGAE.