sábado, 22 de diciembre de 2012

Vuelo a Mach 3

En la cima del Torrecilla a 1.919 metros. Sierra de las Nieves. Tolox. Málaga.

R
egresar a casa por Navidad suele ser lo anhelado por la mayoría. En el caso de Luis ocurre todo lo contrario. Perdió a su mujer e hija en un accidente de tráfico, cuando iban a encontrarse con él en un pueblo del camino de Santiago. Esto trastocó su vida, cada año en tan señalado día tenía su operación salida especial. Me lo encontré un día en medio de un bosque de quejigos y esto fue lo que me contó:
“Como consecuencia del accidente dejé mi trabajo como ingeniero de vuelo en una empresa asociada con la construcción de un caza europeo, superior al F16 americano. Me centré durante meses en descifrar unas extrañas comunicaciones recibidas en la cabina de un Airbus 340-300, al mismo tiempo que un objeto cruzaba la pantalla de su radar en zigzag a  mayor velocidad que cualquier aeronave civil o militar. No eran señales de Morse convencionales, tampoco respondían a ningún patrón lingüístico conocido. Me obsesionaron aquellos tres minutos y quince segundos, sin sentido para los criptógrafos consultados”.
“Ayudado por un potente ordenador tuneado por mí,  comparé la secuencia con varios millones de mensajes de todo tipo, sin resultado positivo. Un día, por curiosidad, grabé el silbido del viento a través del triángulo que presentaba un añoso tronco. Al intercalar la grabación del avión con las pausas del sonido del árbol obtuve la respuesta a mi obstinación. Eran los códigos de cinco caracteres (FIX) a introducir en una nave capaz de volar a Mach tres (3 veces la velocidad del sonido), para alcanzar el lugar en el que están quienes ya partieron de entre nosotros”.
“Descarté la divulgación de mi hallazgo entre la comunidad científica, seguro que me tomarían por loco. Pero obtuve el apoyo de una conocida marca de refrescos para financiar la construcción de una nave de tales características con capacidad para 60 pasajeros. Para amortizar la inversión tuvimos la idea de cobrar más de 300 mil euros a aquellos ricos gordos sin escrúpulos, con un “peluco” de muchos kilates, que tuvieran el capricho de volar entre Europa y América en escasas horas. El destino del más allá lo reservé para quienes merecieran la oportunidad de estar gratis unas horas con sus seres del otro lado”.
“Este año mi ordenador, en base a las miles de noticias almacenadas, seleccionó a los padres y madres de los 20 menores asesinados en Connecticut. Un autobús recogerá al personal simulando llevarlo a un oficio religioso, en realidad el aeropuerto de Hartford Bradley será el punto de despegue”.
“Sé que no será un viaje fácil, sobre todo cuando llegue la hora del regreso. El controlador del otro lado es muy estricto con los tiempos y costará convencer al personal, pero mi azafata Estefanía sabrá inculcar las pautas durante el viaje de ida. Ella fue mi primera pasajera en vuelo experimental hace cuatro años, al poco de perder a su hijo, arrollado por un camión, mientras iba en bicicleta camino del instituto. Desde entonces cada Navidad la pasamos a muchas millas de nuestros respectivos domicilios”.
El nómada no ha perdido la cabeza, el relato solo es una leyenda nada seria que pretende soñar con lo inalcanzable o tal vez no. Más de uno quisiéramos pilotar o viajar en esa nave algún día. 

Impresiones

Todo es subjetivo, dejemos volar el yo imposible.

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Tratando la conjución de ocurrencias e imágenes. No pongo música porque se cabrean los de la SGAE.