sábado, 3 de mayo de 2008

Feria de los pueblos 08





Porque como dirían los filósofos griegos nunca se cruza el mismo río dos veces, puesto que éste cambia de continuo, aprovecha el nómada para transitar por el puente a lomos de la moto en dirección a Fuengirola, donde anuncian que celebran la feria de los pueblos, pues será cuestión de recrear los sentidos.
En efecto, en el recinto ferial se concentra una algarabía multicolor. Se mezclan acentos, folclore, indumentarias y gentes de rincones tan distantes como Japón, Finlandia, Rusia, India, Colombia, Ecuador, Chile, Argentina… además de varias regiones de nuestro país.
Asiste el público al desfile de unas colombianas -más bien pizpiretas y faldicortas-, al que suceden las corcheas y semifusas de las gaiteras astures, que portan faldas hechas con el mismo tejido que mi abuela preparaba las “naguas de la mesa tufa para la copa”, traduzco: naguas = ropaje que cubre la mesa camilla; copa=brasero. Bueno, pues que con ese atuendo en su tierra como que muy bien, pero aquí con 27º C, las pobres se van cocer como un bollo.
Con tanto trajín de un lado para otro el apetito va en crescendo, a todo esto hay fogones y asados de toda suerte de viandas a las puertas de las casetas, ahora recicladas en pabellones feriales. ¿Serían de esta guisa las bodas de Camacho? Así que tras una culinaria inspección, el nómada decide, aunque le cueste por lo atractivo de la oferta, internarse en la caseta de Argentina y hacerle los honores a un buen asado, del que da buena cuenta, bajo un póster de Maradona en sus buenos tiempos, portando una copa en actitud de éxtasis.
En fin aún queda el domingo, por si alguien decide acercarse a este pueblo costero, que como cada agosto será invadido por los chárter de Córdoba. Vuelvo a transcribir chárter de Córdoba = autobuses fletados en plan excursión playera procedentes de la campiña del Guadalquivir, cuando sus pasajeros logran por fin instalarse en una playa atestada, bajo un parasol con publicidad de una marca cualquiera de cerveza exclaman gozosos: ¡Esto es vida…!
Mandad el colesterol de vacaciones, porque estáis invitados a disfrutar del buen ambiente internacional que se palpa, oye, ve, respira y se puede, lo más importante, ingerir.

jueves, 1 de mayo de 2008

Río de la Miel





Tachando días en el calendario, como un soldado que cuenta los que le faltan para decir adiós a la mili, así andaba yo, hasta que llegó el puente de mayo.
Había que pensar un poco para patear alguna senda que no hubiera sido trillada previamente, lo cual es un poco complicado, caigo en el río de la Miel, allá en los confines orientales de la provincia de Málaga. Hallo una carreterita muy revirada MA-6102, que se interna en un profundo valle, con trazado paralelo al citado río, desde el cauce hasta las medianías van trepando los bancales de aguacates y algún que otro huerto que desafía las leyes de la gravedad, pero que exhibe altanero tomates, lechugas, habas, cebollas y otras hortalizas. Allá en las cumbres, matorral vigilado de cerca por alguna rapaz majestuosa.
Próximos a terrenos de una cantera reciclada en vertedero municipal, no se sabe que será peor, si el remedio o la enfermedad, me salen al paso los contrapuntos de tanto desaguisado, unos lirios se recortan procaces brotando de una gravera. Los verdes cobrizos de la cubierta de los aguacates, ahora en plena floración, dan un toque especial contra las amapolas salidas de los pinceles de Monet, mientras que los cortijos blancos se yerguen altivos en los sitios estratégicos, los insectos con tanto cáliz generoso se dan un opíparo banquete.
En esas cavilaciones que andaba el nómada, envuelto en olor a tomillo, cuando de una casa de campo parte disparado pendiente abajo un pastor alemán, sin tener otra cosa mejor que hacer el vigilante canino que plantarse delante y erguirse, hasta poner las patas en el pecho del caminante, e intentar propinarle un lametón en plena cara. El cartel lo decía muy claro: cuidado con el perro, sí de puro cariñoso el animal.
Retorno un tramo por la veterana N-340 y tomo alguna foto del acueducto del águila, obra faraónica de ingeniería rematada allá por 1880, que salva el barranco de La Coladilla. Sirvió para traer líquido elemento a unas tierras de algún aristócrata que no daba palo al agua, por demás proveer a una fábrica de azúcar llamada de San Joaquín, situada en el pago de Tragalamocha. A día de hoy, las ruinas del ingenio industrial se hallan cercadas con una malla metálica, casi fugaz veo un cartel que amenaza reciclar aquello en un centro comercial. Se ve que está condenado a mover la rueda del dinero aquel paraje.

martes, 29 de abril de 2008

Agradecimiento


Aprovecho la ocasión, con bastante retraso por el premio que sin haber hecho méritos me concedió Mª. Ángeles Cantalapiedra. El caso es que poco tiempo me resta para deambular por los blogs, porque ando más amarrado a la facultad que la bici verde, que tampoco sirve de mucho porque no funciona el presunto alquiler con tarjeta. Eso sí les quedó muy mono el invento a la empresa, que lo mismo ha trincado una subvención de la Junta de Andalucía y todo legal, fíjate. Y el look tan moderno que se encuentra el decano a la entrada de su feudo, hombre...
Menos mal que el puente está a la vuelta de la esquina y soñamos algunos con cruzarlo, siquiera sea de puntillas.

Impresiones

Todo es subjetivo, dejemos volar el yo imposible.

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