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Ueda por deshojar la margarita sobre si Interior sí/no ordenará a sus subordinados el desalojo de los indignados de sus emplazamientos. Rubalcaba ejerce de gallego y apela a la inteligencia de los uniformados. Como en el viejo chiste de Franco, este ministro no se mete en política, al menos delante de las cámaras. Amén de suspender su visita a Málaga.
Resulta curiosa la amnesia selectiva de algunos ilustres personajes acerca del art. 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
Por si esta laguna en sus preclaras mentes fuera poca, el también art. 20.1 a) de la Constitución Española expresamente reconoce y protege el derecho a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.
Podría añadir a esta argumentación varios fundamentos jurídicos, pero tampoco es plan de convertir esto en una cátedra de Derecho. El personal de a pie no está obligado a atracarse de normas por un tubo, pero sí quienes cobran del erario por administrar justicia. ¿Ha sopesado esta legislación la Junta Electoral? Si el Tribunal Constitucional fue tan diligente con Bildu, ¿actuará esta vez con la misma agilidad?
Esperemos que la sangre no llegue al río y de ahí al mar. El domingo tiene muchas facetas, espero disfrutar de mi tiempo, mis derechos y mis caminos, por mucho tomate que cuelgue de algunas decisiones inasequibles a mi intelecto.