Los humanos nos empeñamos en parcelar todo aquello que se nos ponga por delante, abarcamos cosas tan intangibles como el tiempo. Las estaciones para los meteorólogos tienen hasta su día, hora y minuto.
El Sol y sus colegas los anticiclones van a su bola, también puede ser que se hayan tomado unos días de vacaciones por el Sur, aprovechan alguna oferta hotelera del 2 X 1.
El mar de Alborán sigue invitando a dejar mecer la vista, desde cualquier ángulo. A su orilla se levanta este capricho eólico que se deja hacer cosquillas, como un niño travieso.
Vigilando la escena, como una madre atenta, el castillo del Bil-bil no se despega del mar, sus arcos de herradura son la ensenada perfecta para guardar sus naves hijas de las malas pesadillas.
PD. Las fotos han sido tomadas en Benalmádena (Málaga). En las inmediaciones del castillo del Bil-bil.