sábado, 10 de septiembre de 2011

Salta lindes


S
iempre hemos sido los humanos harto torpes en eso de surcar los aires. Para largas distancias en poco tiempo, no nos queda otra que introducirnos a granel en esa especie de autobuses con alas, algunos gestionados por compañías “low-cost” que nos deparan un trato poco menos que de ganado camino del matadero.
La última ocurrencia, de la poco recomendable por mí, aerolínea Ryanair ha sido exigir, a las embarazadas que hayan superado la semana 28 de gestación, un documento en inglés de su médico, en el que conste que su estado no presenta complicaciones y otros datos privados sobre su maternidad.
Esto ya roza el colmo del descaro y la ilegitimidad. La Constitución Española establece en su Art. 18. 1. “Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen”. Estos derechos se desarrollan en la Ley Orgánica 1/1982. Por si fuera poco el certificado ha de estar redactado en la lengua de W. Shakespeare, la cual, aparte de muy respetable y estudiada, resulta que en modo alguno es oficial en el Reino de España.
Por la misma regla de tres, estos presuntos infractores de la norma normarum, podrían requerir un informe expedido en latín por el párroco de tu barrio, en el que se diga si vas o no en pecado antes de pisar la escalerilla del avión. Puestos a pedir que el pasaje traiga impreso en arameo su listado de ropa interior.
No estaría de más que el Ministerio de Fomento, de quien depende la navegación aérea, se pusiera a atar en corto a estos salta lindes irlandeses, pero a lo mejor están ocupados en tareas como ultimar carreteras, de cara a las próximas elecciones. Así vamos todos de cabeza, como los cráneos de la foto superior.

Impresiones

Todo es subjetivo, dejemos volar el yo imposible.

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Tratando la conjución de ocurrencias e imágenes. No pongo música porque se cabrean los de la SGAE.