Es hora de amarrar de nuevo, el escaso espíritu aventurero, al noray de los apuntes e izar a bordo un cargamento de conocimientos que incluyen asuntos tan “relevantes” para un periodista como las incompatibilidades de la Ley 12/95. Envía huevos, por mensajero que llegan antes.
Mientras el resto de la Península tirita, con las níveas postales de campos y ciudades copando los informativos, aún queda un claro al Sur donde recibir un mínimo de rayos solares.
Os dejo por el tiempo que la estiba de la memoria y la grúa de los exámenes dominan este cuaderno de bitácora. Se avecina un enero confinado en el pecio, apenas podré asomar el catalejo por vuestras singladuras.