miércoles, 23 de julio de 2008

Villaricos


A lomos de la imaginación vuelvo sobre Villaricos y su entorno, para beberme la tarde, me dejo llevar con los últimos rayos del Sol, me pongo las gafas de imaginar y resuenan ecos lejanos de una romántica despedida en el puerto, tras unas intensas vacaciones.
Atrás quedó ese fortuito encuentro en la feria, un cruce de miradas que puso en marcha el lío del ovillo, entre dos adolescentes de puntos extremos de nuestra geografía, se descubrieron mutuamente los valles y las protuberancias del ser, del estar con el otro. Besos que treparon por el sendero que baja hasta la cala Invencible, vientos que secaron la piel tersa dejando el manto de salitre entre el vello. Castillo de ilusiones que defiende la monotonía. Ingeniería del alma que se yergue sobre la sierra, acueductos sobre promesas imposibles. Contrapunto de vida lozana sobre pragmática cotidiana. Boyas que resisten los vaivenes de la inestabilidad emocional. Bote atracado en espera de la pareja de tripulantes fundidos en lo efímero del tiempo.
A la tenue luz de aquella farola intercambiaron el último te quiero, luego solo quedó el morir de las olas contra los restos del cargadero. A partir de entonces la navegación se limitará a la virtualidad de un teclado inerte, que cobra vida para ellos.
Creo que ya he visto suficiente, vuelvo a mis lentes multifocales, tan claras como la realidad lineal que nos rodea.

lunes, 21 de julio de 2008

Contrastes


El infierno del centro, obligatorio por gestiones varias, me recibe esta mañana con el termómetro coqueteando con los 36º C (a la sombra). Circular en moto, en lugar de un alivio, se convierte en un suplicio, con el viento terral quemando hasta las ideas, a poco que enfilo la autovía y me acerco a los 120, es como si me internara en el reino de Mefistófeles.
Echo de menos mi periplo almeriense, las salidas y puestas de sol en el playazo y sus alrededores, la terracita del apartamento desde donde volaban mis globos de ocio hacia ninguna parte, sólo queda echar mano de una muy fría ‘Oud Bruin’ (cerveza añeja negra de Holanda con sabor a caramelo), para rememorar el reflejo de aquellas jornadas que prometo repetir en cuanto pueda.

Impresiones

Todo es subjetivo, dejemos volar el yo imposible.

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Tratando la conjución de ocurrencias e imágenes. No pongo música porque se cabrean los de la SGAE.