jueves, 13 de enero de 2011

Calvos como huevos


S
Iempre he pensado que quien inventara un crecepelo efectivo de veras se haría de oro. Cada frasco podría costar un huevo y sumando huevos criar plantas como ésta. Ya que la elasticidad precio de la curva de la demanda sería bastante rígida; dicho en román paladino que se vendería como rosquillas. Eso sí, hay que tener en cuenta los efectos secundarios. No sea que por lucir melena nos produzca urticaria u otras taras poco deseables.
Ahora resulta que una sustancia, llamada finasterida, destinada a combatir la alopecia puede generar una especie de anorexia sexual. Se plantea el dilema entre calvo con marcha o peludo más bien tirando a lacio. Llegados a este punto el nómada optará por llevar casco, sombrero, montera, gorra, o boina. Ya sea para protegerse de las miradas ajenas, la ‘pelúa’ mañanera o los rayos solares. Éstos en días como hoy acechan a orillas del Mediterráneo, para salir a los medios con un capote de turquesa y estrellas con el que hacerle un quite a los rigores de enero. Por eso me acomodo en el burladero del rebalaje y dejo a la maestra naturaleza bordar la faena.


Impresiones

Todo es subjetivo, dejemos volar el yo imposible.

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Tratando la conjución de ocurrencias e imágenes. No pongo música porque se cabrean los de la SGAE.