viernes, 16 de julio de 2010

Coliseo ibérico


Entre tanta ruina, el visitante llega a la conclusión de toda obra erigida ad maior gloria del gobernante no es más que una burla del destino. Eso sí, duraban un rato largo más que las fastuosas chapucillas de Espe, Pepiño y similares. En nuestro coliseo ibérico los leones andan de vacaciones. Los gladiadores de siempre tras haberse cruzado unos cuantos mandobles de pega, merecen “ambos dos”, que diría un colega, que toda la grada señale con el pulgar a tierra. No se trata de pedir que se abran en canal mutuamente, sino que dejen de salir a la arena para amansar a las fieras con un tridente romo y unas redes por remendar. Entre tanto el procónsul Montilla, con la complicidad del césar Zp, amenaza con cruzar el Rubicón de la carta magna. Aquí cada cual rebusca en el baúl de la historia, para justificar señas de identidad perdidas con el tirano y que arrancan justo en el miliario que interesa. Puestos a remontarnos lo mismo resulta que Viriato era del Alto Ampurdán; por lo tanto el imperio cometió una tropelía contra la Generalitat y ahora hay que resarcir a ésta, a base de esclavas nubias y oro de las leonesas Médulas.
Para reponerse de este tráfago lo mejor será tomarse embutidos y una fruta mientras en piaza Navona se escucha aquello de ¡forza España!

lunes, 12 de julio de 2010

Peregrino al revés




Una escapada por la encantadora y caótica Roma inaugura el periplo estival del nómada. Quien visitó, entre otras cosas, el Vaticano con más curiosidad que fe. Aunque volvió con toda ella arruinada. Motivos: 
  • Comprobar in situ la obscena ostentación que atesora la llamada “sucursal” de Dios en la tierra.
  • Arcaísmos como la guardia valona saludando militarmente al paso de un sacerdote en pleno siglo XXI.
  • El tenderete de cobrar una pasta por admirar una parte de lo que aquellos muros atesoran (ganado con el esfuerzo del sudor ajeno).
  • La fenicia prohibición de fotografiar para venderte las postales… 
Así podría desgranar un rosario de factores. La mayor multinacional del planeta rebosa de ánimo de lucro y escasea de generosidad.
Merece la pena deleitarse con la creación humana, contemplar esas cúpulas de proporciones perfectas, extasiarse con un espontáneo coro de indígenas que interpretó de viva voz un aleluya que ponía los pelos como escarpias de la emoción, cuestiones teologales al margen. Los curas encargados de vigilar los despacharon presto, no sea que la santísima Trinidad se moleste con quienes pagan poco.
Lo mismo que algunos turistas en la inmediaciones del Coliseo posan junto a voluntariosos legionarios romanos por una moneda (el césar Berlusconi parece que da pocos panes); hallé una novia asiática que preparaba el disparo con retardo de su cámara para aparecer con su cónyuge con la plaza de San Pedro al fondo. Cuestión de escenografía.
En sucesivas entradas daré más detalles, sobre la capital, si bien hay que advertir toda la ciudad es un exprimidor de turistas. Este traje del renacimiento es pura metáfora te sacan los cuartos hasta de los mismísimos gemelos del Sur.

Impresiones

Todo es subjetivo, dejemos volar el yo imposible.

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