Uno más bien parece un mandadero o cosario -no confudáis con corsario, que más quisiera el autor- de aquellos de la época de Franco a tenor los encargos de los docentes para estas supuestas mini vacaciones. Entre las múltiples mandados figura capturar fotos del puerto de nuestra ciudad, así que cámara en ristre intento colarme en vano por más de un rendija para hacerme con un enfoque original, pero ni flores, esta especie de rey feudal investido de autoridad portuaria ha espachurrado unos cuantos "pellones" de euros en infraestructuras varias con cargo al erario, o sea del contribuyente, y luego por todas partes el acceso está vetado y vigilado como cortijo de señorito, también de Franco. Esto sí que es una democracia sui generis.
Hago lo que dejan los subordinados del gran visir permiten y me retiro a instruirme con una exposición fotográfica en el archivo municipal, para luego visitar la Casa del Guardia, establecimiento con más de un siglo de antigüedad donde sirven especialidades como: pajarete, lágrima, seco, guinda, transañejo y otros caldos. Algún viajero romántico y con poco conocimiento del terreno la contabilizó allá por el siglo XIX al relatar: "Málaga la bravía donde mil tabernas había y una sola librería". Ahora los términos se han invertido y los libros son vecinos de los bocoys.
Y dicho esto celebro la entrada 100 de este blog, gracias por escoltarme en esta travesía.