sábado, 17 de septiembre de 2011

Hay bote

B
ajé temprano el otro día a la arteria comercial del barrio. En lugar de las habituales colas en la puerta del banco, el vecindario se arremolinaba, antes de su apertura, en torno a un puesto de loterías. Según cuentan, la hilera de gente no cesó en toda la mañana. Es que hay bote, era la frase más repetida.
Reflejos. Treveris. Alemania.
El truco de la zanahoria de los no sé cuantos miles de euros no falla. La mayoría soñamos con el destino que daríamos a ese dinero “facilón”.  Siempre corriendo en pos de quimeras y cuando suena la flauta, el personal se embriaga de euforia, bueno de alcohol también.
Por si acaso el personal reúne unos pocos cuartos y carece de un asesor fiscal espabilado, el gobierno acaba de reinventar el Impuesto sobre el Patrimonio. Decisión que dará más trabajo a notarios y a expertos en ingeniería defraudatoria. Crear una sociedad con domicilio social en un paraíso fiscal, cuyo capital sean los bienes y derechos del sujeto pasivo, es la página de mi mamá me ama de quienes se dedican a eso. Así que rentistas de España tranquilos. Parafraseando a santa Teresa de Ávila:
“Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa”.
Sobre todo desde el solar patrio a las islas Caimán, por ejemplo. El resto de las hormigas seguiremos a lo nuestro.
Salón del castillo de Freudenberg. Wiesbaden. Alemania.

Impresiones

Todo es subjetivo, dejemos volar el yo imposible.

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Tratando la conjución de ocurrencias e imágenes. No pongo música porque se cabrean los de la SGAE.