domingo, 21 de febrero de 2010

El cambiazo


Se hizo al menos un claro en el calabozo de los conocimientos perdidos y pude poner proa hacia el Este. Salobreña (Granada), encendió sus luces de hospitalidad y hasta allí me encaminé, no sin antes tener un monólogo de gruesos epítetos con la batería de la moto, más inerte que el dueño debido a tanta inactividad. El deambular por el casco urbano y el castillo me inspiraron alguna fantasía.

Corrían tiempos de la dinastía nazarí cuando el alcaide de la fortaleza contaba con un harén de 52 esposas y más de 100 concubinas. El hombre extremaba hasta tal punto el celo sobre su compañía femenina, que se hizo fama en aquellos lugares “la mujer del saco”. No era invento de madres para asustar a sus críos, sino que consistía en lanzar, metida en un saco desde lo alto de la torre del homenaje, a aquella desdichada que se le ocurriera coronar la frente de tan atareado dignatario, con alguna aventura. Para esto contaba con la complicidad de un par de eunucos.

Este dúo fue quien delató las salidas de Layla, una noche sin Luna por el postigo de la muralla baja, para encontrarse con Wasim, un joven cultivador de claveles, al cual conoció con motivo de algunas entregas en las fiestas del palacio.

Las cañas de azúcar de la vega crujieron bajo el embate de los cuerpos, fue la pareja quien más dulce puso en el exprimir de sus anhelos ensamblados, crecimiento desmesurado de la raíz del deseo, enredadera de mil abrazos culminados en un amanecer prohibido. Pero hubo algún testigo más que los grillos y los ecos de las olas contra el peñón.

La sentencia no se hizo esperar cuando el enfurecido gerifalte oyó el relato de su doméstico, al amanecer del día siguiente volvería a celebrarse tan macabro ritual. Layla fue ensacada y confinada en una torre del ala Norte, bajo la custodia de una pareja de benimerines.

Wasim lejos de amilanarse, al caer la tarde se disfrazó con barbas y atuendo de pastor, se hizo franquear el paso al recinto fortificado con la excusa de traer un cordero, como presente para la fiesta que daba el alcaide, cada vez que despeñaba a una desleal.

Justo en el ventanuco que daba a la sala de los fieros guardianes de su amada, el joven quemó unas hierbas que llevadas por el poniente dejaron a los guerreros sumidos en el más profundo de los sueños. Liberó de tan indigna envoltura aquel volcán de sensualidad, lo sustituyó por el gran borrego. Luego se descolgaron en medio del fuerte aguacero, por los riscos hasta el paseo de los jazmines, para huir montaña arriba por la garganta del río Verde.

Cuando el saco se rompió en medio de la expectación del pueblo y vieron asomar la retorcida cornamenta, un coro de carcajadas atronó los oídos del doblemente cabreado jerarca. Quien jamás pudo apresar a los fugitivos además, fue destituido por el rey nazarí por ser incapaz de mantener la seguridad del baluarte que le fue asignado.

17 comentarios:

Trini Reina dijo...

Ahora ya sé de donde viene o del hombre del saco:)

Me ha encantado la historia, ya sabes lo romántica que soy (al menos al escribir).
Y, qué decir de las fotos, todo un placer verlas. Gracias por las imágenes y este texto tan hermoso.

Abrazos

Alís dijo...

Qué bonita historia la que nos dejas hoy. Las fotografías ayudan a ambientarla.
Un beso

Carmen dijo...

esto es una historia con final feliz :)

y colorín colorado... un beso te he lanzado

Unknown dijo...

Me encanta Salobreña es la tierra de mi marido y de su familia, que bonito....

...ummm sueño con el sol...

... Necesito sol y por allí lo suele haber siempre.

... Besos tambien muuuuuuu mojados, desde el Centro... con frio.

Belén dijo...

Y de ahí viene la famosa canción de Eric Clapton, no?

Besicos

añil dijo...

Menos mal, cuando he leido el título pensé que habias copiado en los exámenes, jajaja.

Preciosa historia la del cambiazo. Cuando vuelva por Salobreña seguro que pensaré en ella.

Un beso

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

buenos días repollo: muy conjuntado de fotos y texto, me ha encantado.
besotes

NATALIA dijo...

Fantástico como siempre!!! un 10!!

Sureña dijo...

Unión de historia, mar y nieve... un lujo accesible :)

Besos.

MAR dijo...

QUE INTERESANTISIMO!
BESOS
MAR

Sue dijo...

¿Es una historia real? Es muy interesante y muy bien contada.
Gran nómada. Tú y tu moto sois grandes.

entreluces dijo...

Una divertida fantasía entre los arietes de Solobreña.

A la vista está que los jerarcas nada tienen que hacer cuando se les pone por delante un amante (de los de antes) dispuestos a jugarse la vida en un cambiazo,,,

Un abrazo Nómada.

carmen dijo...

Espero que sea una fantasía , como dices, y que ningún jerifalte haya despeñado a ninguna concubina...Porque él con cientos de mujeres y ellas sin poder ver a su joven amado. MUY mal, NÓMADA....

Mónica dijo...

Otro hermoso paseo de tu mano Nómada, gracias!

Bellísimos lugares tiene tu tierra también, repletos de historia...

Y en fin... con cornamenta y todo, muy dulce la historia de amor, hasta pude imaginarlos escapando de aquellos muros...

Un beso grande desde este río por el que aún naufrago...

La sonrisa de Hiperion dijo...

Un placer siempre pasar por tu espacio. Hoy sábado temprano, paseo por los blog amigos. Genial siempre.

Saludos y un abrazo enorme.

Gizela dijo...

Niñooo estudioso jajaja
Ya veo que la moto arrancó, y tus historias también...
Me encanto esta...especialmente por el final feliz jajaja
Hace falta escuchar finales felices a veces, se vuelven escasos jaja
Besotesss grandes y lindo domingo

Pilar Moreno Wallace dijo...

Ya quedará poca "cañadú" en la vega ... También su recuerdo va a hacerse leyenda para la próxima generación.
Buena historia y buena narración. Me encanta este sentirme cerca de mi tierra leyéndo tus textos.

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