viernes, 31 de julio de 2009

Por encima de los 60º Norte. Parte V



Dejamos Bergen envueltos en lluvia y niebla, luego el viento nos acompaña a lo largo de la travesía en ferry por los fiordos de Bjorna y Bokna. Una vez a bordo del autobús, cierta congoja se apodera del personal más sensible, al internarse en los túneles submarinos de Rennfast, a 275 metros de profundidad bajo el mar, por espacio de siete kilómetros. Ello nos depara alcanzar Stavanger sobre las ocho de la tarde, que no es atardecer ni mucho menos, el Sol se pone sobre las 12:30 de la noche y las 02:45 ya es pleno día, no hay que olvidarse de la latitud Norte. Hay que dormir con las cortinas bien cerradas o te vuelves loco con tanta luz.
Estamos en una ciudad con acento de puerto marinero, donde por casualidades de la vida está atracado de nuevo el galeón sueco Gotteborg que zarpó de Aalesund cuando la visitamos. Es un buque escuela de la armada sueca que realiza una singladura por Noruega.
Lo más destacable del conjunto urbano es el puerto y la catedral, que para nosotros vendría a ser una iglesia grande sin tanto boato, pero como es la única que tienen, pues la potencian.
Por la mañana, zarpamos en un catamarán para recorrer el fiordo de Lysefjord, la lluvia racheada se hace patente, pese a lo cual la embarcación se aproa junto a una catarata, un marinero llena un cubo de acero del improvisado manantial y reparte el mineralizado líquido entre el pasaje.
Un buen puñado de expedicionarios han partido del hotel con la idea de ascender al Preikestolen, una especie de púlpito natural desde el que se domina visualmente el amplio fiordo –pronúnciese en su lengua fiuurd- la guía noruega se empeña en pronunciar pulpito y en desanimar al personal, con lo cual el cachondeo se generaliza a partes iguales con la incertidumbre, puesto que el descenso con las rocas mojadas incrementa el riesgo de caídas.
El nómada no dudaría en lanzarse a la escalada, pero la rodilla no perdona. Alguien me interroga sobre qué hacer, con una ojeada al barógrafo de pulsera les auguro buen tiempo en 45 minutos (998 milibares en ascenso pronunciado). Se lanzan sin dudarlo pertrechados con la bandera española, la cual izan en el peñasco y se fotografían con ella, como si hubiera culminado un 7.000. Al retorno me dan la razón y me tildan de gurú de la meteorología. Simples ayudas de la tecnología japonesa.
De todas las imágenes me quedo con la de este velero que transmite un diálogo ser humano – naturaleza que no precisa traducción.

10 comentarios:

Chuspi dijo...

Pues sí que tienes razón, cuanta niebla!!! y pensar los calores inhumanos que has dejado en tu tierra choca mucho no??
Qué tranquilidad se ve en esos parajes, en esas casitas...yo cuando veo sitios así siempre me pregunto si yo sería capaz de vivir en medio de tanta calma....
Creo que mi respuesta es demasiado evidente : )

Besitos!!!

Lena yau dijo...

Tu viaje me hace suspirar.

(Y no soy emotiva).

Me gusta tu imagen del velero.

Y me gusta mucho la foto de los juguetes infantiles.

Sé que sueno repetitiva, Nómada, pero no me canso de decirtelo: Gracias.

Un beso!

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Poooooooooooollo, buenos días. tu narración está a la altura de las magníficas fotos. Y sí la del galeón es maravillosa pero hay alguas de casitas que son preciosas.
¿Te he dicho que estás pa sopitas y buen vino? la rodilla, ayyyyyyyy, qué lastima.
kissfresquitos

delaRosa dijo...

Fascinada por las imágenes y tus palabras, apenas puedo expresar las mías. Solo una pega: ansío más entregas. Noruega por capítulos resulta tan atractiva que ya mismo empiezo hucha.
Felicidades Nómada, un estupendo viaje el tuyo! Si llega a ser relajado.... ni me imagino la delicia.

Besines cálidos de noches sin luz.

LUCIA-M dijo...

Que maravilla de blog, que fotos y toda narración del lugar.
Me entro ganas de viajar aunque por un momento leyéndote y viendo las fotos parecía que esteba allí,
Excelente! gracias, por tu visita a mi blog y hacer que llegara a este lugar.
Besos .

Patricia dijo...

Espero que la lluvia no haya arruinado tan linda experiencia,
saludos,

Belén dijo...

Me imagino que los buses ahí son mas cómodos, porque un viaje en bus, no se si mi espada lo podría aguantar!

Besicos

Anónimo dijo...

Hola amigo, qué entrega deliciosa de fotos y palabras, imágenes que hablan y palabras mas que elocuentes brotan la imaginación y me acompañan en un viaje posible.
Qué certeza me llena cuando veo tu trabajo, pulcro, prolijo, detallista.
Admiro tu talento y no he podido elegir una de todas las fotos, quiero todas.
Un beso y disculpas por la ausencia

Verbo... dijo...

Ohhhh... interesante, suena emotivo.

me encanta la foto, me lleva a soñar, a sentir el vayven de olas y vientos.

besos.

Holovítrea dijo...

Lo que yo haría en ese velero. Vaya viaje. Impresionante. Besos de domingo para ti, viajero.

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